No hay más desgarro o mediodía en este invierno, que una sola calle
en que tu forma ya no se encuentre,
y donde sólo
el humo persiste, ronco en infinito, y las grietas en el asfalto
de tanto tiempo, de tanto…
Los paseos peatonales intervienen con alevosía, de sucias correderas,
enteramente de hilos cortados y terrones de viudas.
Ya no hay más
que aire,
techos desmantelándose,
motores ruinosos pegados a mí,
vidrios negros
y deshabitadas panaderías
en que tu suave estatura ya no circula, ni proyecta
esa sombra.
Desde un eco adherido a ciertos lugares,
rompo a llorar
porque tu fijeza continúa
abriendo las puertas
como si tuvieras un olor a crepúsculo,
como si del cadáver
de un fantasma arrastrándose, fueras dotada
de la fatiga más larga.
No hay más
desaliento que buscarte vanamente en medio de las vitrinas,
entre mariposas de celofán,
túneles
discontinuos,
o dentro de una cajita musical con partituras de
Beethoven.
No hay más
vastedad en la distancia que nubes con el contorno de hombres clavados a una
roca,
o migajas de tiempos cautivos, en que tú ya no ves,
lo que fluyendo,
perfora el día
sin descanso.
De todo hecho tiras, hay un músculo que tiene rostro, y hace retumbos,
y desborda en tu respiración,
y tiene sangre,
y tiene tu cantidad,
y se reacomoda con intestinos y voces, aunque ya no
estás viva,
oh dolor,
y entiéndeme
esta vez,
que aunque ya no estés
muerta, tampoco tienes sitio aquí.
El lento espacio está
contigo muerto, y va con miles de pasos por delante de mí,
y en las horas de mañana,
frío
soy de noche,
y aunque me arrastre sobre tu lápida a besarla,
mis flores no son frescas,
tienen acumulado el sueño
de ayer.
Es cierto que tal vez ya no piensas en nada,
y que tal vez, es mejor así,
pero,
¿ya te han hecho olvidar de nuestros árboles goteando orines,
con botellas y latas,
o del aire negro que vestimos con tanto daño?
¿Ya te han hecho olvidar los edificios grises, la caca
de pájaro
y de las cornisas cayéndose
en racimos de soledad?
¿Ya te han hecho olvidar las calles azotadas con basura
y las hojas podridas escuchándose,
como perros vagos afuera, espesos en las carnicerías?
¿Ya te han hecho olvidar al pobre, a la injusticia,
pernoctando entre las esquinas hediondas
con rosas invisibles y hambre?
¿Ya te han hecho olvidar de la calle Rosas, la calle
Puente,
tus locales con lanas y botones
que se acumulan sin dueño
ahora, y en tus manos las bufandas
tejiéndose
en la hebra que ya nunca tuve?
¿Ya te han hecho olvidar las viejas casonas,
los cafés y
las piletas con turbias aguas,
en donde las palomas se bañan, y los niños?
¿Ya te han hecho olvidar las piezas en baldosas
blancas,
y el olor a anestesia con jeringas y resúmenes,
y las recelosas tardes de conversaciones que tuvimos en círculos?
No. Sé
que no,
porque tu alma es inmensa.
How do you sleep?
How do you open the windows every day,
and you, flushed, eat the same tasteless breakfast
without saying anything?
How can you lie to yourself and smile as if everything
is right?
Do you think there no exist other way?
There is a sad difference between closing your eyes
and knitting into of illusions.
How are you still alive?
No, I am sorry, it is not matter.
Just stay alive.
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